Jueves, 28 de Marzo del 2024
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Buscan técnicas para detectar las exolunas

Publicado el 22/08/16

Desde que en el año 1995 el astrónomo suizo Michel Mayor dio a conocer la existencia del primer planeta extrasolar, los investigadores de todo el mundo no solo se han dedicado a identificarlos (ya llevan más de 2.000 y se calcula que habría miles de millones solo en la Vía Láctea), sino que han intentado determinar si están acompañados por lunas, tal como ocurre en el sistema solar.

La apuesta es que debería haber muchas exolunas, incluso más que planetas, especialmente en los de mayor dimensión. Eso, si se considera que en el sistema solar Júpiter y Saturno cuentan con 67 y 62 lunas, respectivamente.

No obstante, su pequeño tamaño ha impedido detectarlas en forma sencilla. Los primeros planetas extrasolares han podido ser identificados especialmente al producir pequeños eclipses frente a sus estrellas, lo que se traduce en un cambio en la luminosidad del astro, detectable solo con instrumentos especializados. Esto se conoce como tránsito.

Sin embargo, es casi imposible detectar las lunas porque, como los planetas emiten mucha menos luz que una estrella, el paso de un objeto que los cubre parcialmente resulta imperceptible con la tecnología actual.

En realidad, su observación es muy difícil, pero hay algunas alternativas, dice James Jenkins, investigador del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile y del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines. “Una forma de hacerlo es cuando los planetas son más jóvenes. En esos momentos producen su propia radiación porque son como estrellas muy pequeñas, que se van enfriando de a poco”, explica.

Al pasar una luna por delante de ellos, la luz que emiten bajaría un poco, lo que permitiría inferir su existencia. Pero esta mínima variación es muy difícil de detectar, reconoce, aunque hay grupos tratando de conseguirlo.

Un equipo de científicos, liderado por Sujan Sengupta, del Instituto Indio de Astrofísica, descubrió una variante que podría ser más eficiente, valiéndose de un fenómeno conocido como polarización de la luz, que es el mismo que se produce cuando usamos anteojos de sol, que bloquean y desvían parte de la luz reflejada.

Normalmente, los planetas están cubiertos de nubes, lo que ya produce una polarización determinada de la luz emitida. La apuesta de los astrónomos es que cuando pase una luna frente a ellos esa polarización variará, lo que podría detectarse con los instrumentos adecuados, dice la investigación publicada este mes en ‘Astrophysical Journal’.

Las esperanzas también están puestas en los telescopios de nueva generación, como el Telescopio Gigante de Magallanes (GMT), en Chile, y el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (EELT). “Ya podemos observar planetas jóvenes con telescopios actuales como el VLT y el Magallán. En el futuro podríamos hacer lo mismo con las exolunas con instrumentos para analizar la polarización de la luz. Los modelos por lo menos demuestran que es posible”.

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