Hay incertidumbre por el futuro laboral de cerca de 800 empleados del grupo Interbolsa.
El pasado jueves, Juan José Rodríguez, a quien el Gobierno designó como promotor de Interbolsa, le pidió a la Superintendencia de Sociedades autorización para empezar a vender los primeros activos del grupo.
En los próximos días saldrían a la venta la Sociedad Administradora de Inversiones (SAI); la operación de Interbolsa en Panamá y Acercasa, una de las firmas del grupo que se dedicaba a financiar la compra de vivienda en condiciones más flexibles que las del sistema financiero.
Los expertos consideran que mientras más se demore la monetización de los activos, menos valor tendrán en el mercado y se complicaría más la posibilidad de que los inversionistas recuperen su dinero.
El modelo para llevar a cabo la venta -que podría rondar los 50 millones de dólares, según algunas fuentes- aún no ha sido definido. Si bien una operación de venta directa sería más rápida, una subasta abierta sería un mecanismo más transparente.
Se ha pensado en un modelo intermedio, en el cual los activos serían subastados entre entidades financieras y agentes del sector bursátil que por su experiencia puedan garantizar el manejo adecuado de las firmas que salgan a la venta. Los dineros que se obtengan de la operación permanecerán en la Superintendencia de Sociedades a manera de depósito judicial.
Esos fondos serán puestos a disposición del agente liquidador de Interbolsa, Ignacio Argüello, para que responda a acreedores e inversionistas.
La mayor parte de la deuda, señalan fuentes que conocen el caso, corresponde a inversiones. Las obligaciones pendientes detectadas con la administración de impuestos no superan, hasta ahora, los 20 millones de pesos. Sin embargo, otra de las grandes incógnitas relacionadas con la crisis de Interbolsa tiene que ver con el futuro de cerca de 800 personas que trabajaban para el grupo y que quedarán en el aire.