Martes, 6 de Mayo del 2025
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De internet al altar: así son las relaciones y el amor 2.0

Publicado el 07/02/13

Un ‘affaire’ virtual, un romance 2.0, un lío pasajero y cibernético, un amor de banda ancha o transoceánico. Alcira Leiva lleva más de diez años con su pareja. El mexicano Javier Rizzo viajó hasta Buenos Aires para conocer a su amor, hasta entonces platónico.

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Abundan las relaciones nacidas en la Red. Algunas tienen final feliz y otras terminan como empezaron, en el ciberespacio de la soledad.
No hace falta escatimar en gastos, porque casi no los hay. Los costos de la transacción en la fase de seducción, en el ciberespacio, son menores que cuando hay que recurrir al llamado “tête à tête”, un café conversado por aquí, un cine por allá… .
Como cita Antonio Martínez, oficial de comunicaciones y contenido digital, en el artículo “El amor en tiempos de…”: “Compartir nos sale más barato a la hora de tener una relación. La última persona con la que salí, la conocí en un antro pero me seguía en Twitter, había comentado acerca de mis blogs y así, no sólo intuí que le interesaba lo que escribía, sino que tenía (y tiene) una muy buena ortografía; en su avatar salía en una foto fingiendo comer una dona gigante y supuse (como lo fue) que le gustaba comer y comer bien. Todo eso sucedió sin salir de mi casa o gastar en interminables citas para conocernos (…)”.

¿Sexo o amistad a secas?

Rosa* (nombre ficticio), editora española de 33 años radicada en Santiago de Chile, se ha dedicado más a dejarse conquistar que a “atacar” en la Red. Para ello esperaba a que fueran los hombres quienes le escribieran; miraba si le interesaban o no por la descripción que ponían en sus perfiles, por su edad y su pinta. Consciente de que estos datos no eran más que información superficial de lo que de verdad había detrás, Rosa se metió en el juego de la seducción virtual en varias ocasiones.
“Lo primero era hacerles contestar un cuestionario bastante divertido que creé para medir su sentido el humor –algo básico para mí– y para ver cómo escribían, esencial para una editora, y también para descartar posibles psicópatas”, comparte, Rosa.
Si alguno llamaba su atención positivamente y sus faltas ortográficas no le ocasionaban desmayos, intercambiaba una serie de mensajes mucho antes de dejarse convencer para un posible encuentro cara a cara.
En su caso, la única “relación” más duradera (siempre en Internet) fue con un hombre al que conoció a través de una página de contactos (www.datingchile.cl). “Por “más duradera” me refiero a recibir muchas llamadas de él siempre, y varias invitaciones a cenar, esto hasta que se empeñó, como un loco psicópata, en que fuese a su casa “a ver una película” y corté de cuajo la comunicación porque no era alguien que me interesara para mantener relaciones sexuales”.
A la pregunta de si al conocer a la persona físicamente se cumplieron sus expectativas, la editora responde que se dio cuenta de que nada tenían que ver con las fotos de sus perfiles. “Esto me hacía desconfiar porque sentía que, de entrada, ya me habían mentido”.
Además, añade que si lo que se busca es una pareja para mantener relaciones sexuales, es la vía perfecta para no tener que salir demasiado escotada a la calle. “Yo me metí en páginas de contacto para socializar y salir un poco de casa, porque según mi experiencia las amistades en Chile son complicadas si eres una soltera treintañera que puede amenazar la supuesta estabilidad de los grupitos, cerrados y creados desde el colegio”, explica.
De la red al altar
María M. Sánchez, 31 años, cuenta su historia con mucha ternura. No es para menos, sucedió todo tal como lo había soñado. De profesión contadora, Sánchez vive hoy con su marido y su hijo de casi dos años en Buenos Aires, Argentina. Conoció a su actual pareja, fabricante en el sector textil, por Internet en agosto de 2007. Están esperando a su segundo hijo.
María narra a Efe cómo se inició el romance. “Nos contactamos mediante la página web “Sexy o no”. Entre muchas fotos, la única que yo elegí fue la de él. Los demás hombres que me buscaban no me atraían para nada. Una vez que cruzamos los datos, seguimos chateando a través del Messenger de Hotmail”.
Le llamaron la atención sus ojos, la mirada y la dulzura. Después de un intercambio intenso de mensajes todos los días y a todas horas, decidieron encontrarse en un bar de la capital argentina. Por precaución, María avisó a todos sus amigos. “Me daba miedo estar allí con un desconocido. Apenas llego no paró de mirarme. La cita duró cinco horas y terminó con un beso inolvidable. Me llevó a mi casa, me dejó en la puerta y a los cinco minutos me llamó por teléfono y me dijo ‘yo te dije que no iba a poder dejar de pensar en vos’”.
A los seis meses de esta declaración de amor, estaban viviendo juntos. Hace dos meses se casaron en una ceremonia mixta “llena de magia y de amor, como nuestra relación. Convivimos con mucha armonía y así lo vivimos también en nuestro casamiento”, confiesa la joven.



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