Con un golazo de Wílder, el equipo ‘cardenal’ inscribió su nombre entre los ocho mejores de América.
Wílder Medina, ese hombre que superó mil problemas en su vida personal, que llegó a finales de 2012 al equipo ‘cardenal’ con un signo de interrogante tan grande como El Campín, fue el héroe de una noche inolvidable para los hinchas santafereños. De una noche que quedará para siempre en la historia ‘albirroja’ y, por qué no decirlo, en esta fascinante Copa Libertadores.
Cuando Gremio ya se frotaba las manos por lograr, y trabajar, un empate que lo clasificaba a los cuartos de final del torneo, apareció esa inolvidable pared que construyeron Omar Pérez y Wílder Medina. El reloj, ese rival inclemente que hizo que miles de fanáticos locales y visitantes acabaran con sus uñas, marcaba el minuto 34 de la segunda etapa y fue en ese instante que llegó, como caída del cielo, la acción mágica que cambió la historia de esta serie. Medina, quien parece tocado con una varita mágica y que ya está instalado en el corazón de los aficionados rojos, decidió juntarse con Pérez que no había aparecido en todo el juego. Entre ambos construyeron el gol, pero fue Medina el que la finalizó.
El delantero, con el número once en su camiseta, tuvo los ojos bien abiertos, supo mirar el arco rival y escogió de manera correcta el lugar donde fue a dormir el balón en el arco de Dida. Cansado de tantos balones aéreos y frontales que no generaron peligro, el atacante antioqueño pisó el balón. Le entregó la pelota a Pérez, quien le devolvió el esférico en forma de llave para abrir el candado que había puesto Gremio en su arco. Y Medina, cuando parecía que se caía, mantuvo el equilibrio, eludió a dos rivales, y ante ese gigante que es Dida, de 1.95 metros, eligió bien. Definió con toda su clase, convirtió el gol y puso a delirar a todo un estadio que hizo una gran fiesta antes y después y que, además, sufrió hasta el final como remite su rica historia.
Primer tiempo muy friccionado
La primera etapa del juego fue la síntesis de los compromisos que habitualmente se presente en Copa Libertadores. Con dos equipos en la búsqueda de un resultado que le permitiera avanzar a la siguiente fase. Con muchas faltas, decisiones erradas en algunos jugadores y pocas, poquísimas, opciones de gol. Con dientes bien apretados en cada uno de los jugadores que no daban espacios.
Con ese panorama y en medio de la tensión propia de un compromiso que tenía tanto en juego, los dos equipos no se hicieron daño. Santa Fe salió con mayor intensidad por el sector derecho, allí Anchico intentó llegar, pero no generó peligro. En ese sector perdió con André Santos, quien estuvo muy atento junto al resto de sus compañeros de la zaga defensiva de Gremio.
Las únicas dos llegadas de Santa Fe fueron por intermedio de Martínez Borja y de Jéfferson Cuero. La primera, al minuto 18, cuando el atacante rojo, con el número 19 a su espalda, ganó en las alturas y con un remate de cabeza generó que la pelota se estrellara contra el palo. La otra llegada, clara, fue al minuto 41 cuando Cuero se salió del libreto, elaboró una buena acción individual y sacó un potente remate que atajó Dida, cual largo es.
Gremio, con todo el oficio de un equipo ‘copero’, campeón en 1983 y en 1995, trabajó el partido. Supo llevar a Santa Fe al juego de la fricción, del choque, siempre que pudo detuvo el partido y poco se interesó en el juego ofensivo. La única opción de gol, incluso antes de las de Santa Fe, fue un remate fuerte del chileno Eduardo Vargas que atajó Camilo Vargas.
Segundo tiempo para la historia
Santa Fe, necesitado, de un triunfo arrancó la segunda etapa con toda la energía, con toda la fuerza necesaria para intentar derribar esa pared que construyó Gremio en la zona defensiva.
Al minuto 60 Omar Pérez ejecutó un gran tiro libre en el que la pelota pasó muy cerca del arco de Dida. Luego, cinco minutos después, fue Valdés, quien con un cabezazo casi convierte, pero otra vez Dida, arquero suplente de Marcos en el Brasil campeón del mundo en 2002, estiró su brazo izquierdo y detuvo el balón que tenía camino de gol.
Los minutos pasaron y el juego entró en la recta final. Gremio, que tomó un segundo aire en dicho momento, siguió aguantando en su campo, aferrado a una idea mezquina que le servía para cumplir con su objetivo. Pero llegó el momento esperado, la hora de la enorme jugada que puso de pie y a celebrar a todas las generaciones de hinchas de Santa Fe que llenaron el estadio El Campín.
Medina tuvo la brillantez, la lucidez para abrir el camino y convertir un gol que se recordará durante muchos años. Luego, con Medina amonestado por quitarse la camiseta, quedaron once minutos de juego de infarto. Gremio fue y buscó el gol del empate. Y lo pudo convertir, Vargas, el chileno, tuvo la oportunidad de hacerlo, con el arquero ‘cardenal’ ya vencido, pero su remate no quiso entrar, el balón se fue a la tribuna sin ninguna explicación coherente para entender el por qué no había sido gol. Como si fuese una señal en la que el destino también se había vestido de rojo y quería que Santa Fe se clasificara a los cuartos de final del campeonato.
Con el pitazo final del árbitro uruguayo Silvera, de buen trabajo, continuó la fiesta de Santa Fe. Que con garra, convicción y con la claridad de Wílder Medina ya está entre los ocho mejores equipos de América. Una fiesta que aún no termina y que merece ser bien celebrada. Un partido que se convertirá en historia y que merece ser contada por los años de los años en el libro mágico de la Copa Libertadores. Santa Fe lo logró, al final, con sufrimiento como lo pide su historia que en esta ocasión la escribió Medina…con buena letra y con un golazo!.
Real Garcilaso, próximo rival
La siguiente semana, el miércoles 22 de mayo, Santa Fe visitará a Real Garcilaso en el juego de ida por cuartos de final de la Copa Libertadores. Partido que se llevará a cabo en Cuzco, Perú, y que ya se disputó en la fase de grupos con resultado 1-1.