Con abrazos en la cancha y la tribuna, y un círculo que brincaba con el técnico José Pekerman incluido, Colombia festejó ayer su triunfo 2-0 sobre Perú en el estadio Metropolitano.
Los titulares repitieron el gesto y ofrecieron el logro a una afición pletórica, no tanto por el encuentro que acababan de ver y al que le faltó chispa, sino porque el Mundial de Brasil está más cerca.
Con 23 puntos, la Selección completó su cuarta victoria en Barranquilla y casi que aseguró la repesca. Tres puntos más en las cuatro fechas que restan le darán el tiquete directo.
Ese coro que inició la gente en la tribuna, después de soportar el aguacero de la tarde, despertó al equipo de Pekerman que había en entrado en un letargo tras la tacaña propuesta de Perú.
“Colombia, Colombia, Colombia”, gritaban al unísono más de 40.000 gargantas cuando Camilo Zúñiga se desprendió al ataque y recibió la falta que, desde el punto penalti, convirtió en gol Falcao García. Era el séptimo tanto del Tigre en este torneo y que, a los 12 minutos, de rodillas, empezó el festejo.
La interrupción momentánea del partido porque, inexplicablemente, el sistema de riego se activó en el campo colombiano, cuando dos acciones de peligro de los incas por intermedio de Paolo Guerrero y Jéfferson Farfán, inquietaron a los asistentes. En la primera salvó David Ospin a y la otra se estrelló en el palo.
Pero faltaban el segundo gol, el de la tranquilidad para los de casa que buscaban cerrar con suficiencia el primer tiempo. Y llegó, para alegría de los barranquilleros, en los botines de Teófilo Gutiérrez.
En la etapa inicial, Colombia, inteligente, manejó los ritmos, proyectó a sus laterales y fue eficaz en las acciones que generó en una cancha pesada y ante un adversario que cuando apuró, asustó, especialmente después del ingreso de André Carrillo y Jéfferson Farfán, a los 30 y 31 minutos.
Y, como en los previos, volvió a caer agua sobre el Metropolitano. La llovizna, con el sol de por medio, no menguó el entusiasmo de los anfitriones que en la etapa complementaria mantuvieron el orden y la iniciativa.
Consciente de necesidad de ganar para no apagar su ilusión mundialista, Perú intentó, sin fortuna, el descuento. Así transcurrió más de un cuarto de hora, sin emociones. La tarea estaba cumplida y, con manejo, los de amarillo parecían resignados.
Un tímido y espontáneo olé, olé, olé de la fanaticada trató de contagiar a los jugadores. Solo el baile de Pablo Armero despertó sonrisas en el complemento.
La expulsión de Carlos Zambrano, tras una falta sobre Falcao, mermó las fuerzas del onceno visitante que no respondió a los elogios de Pekerman, al catalogarlo como uno de los que mejor juega en esta eliminatoria. Colombia celebró y Perú lloró en otro partido que la afición ñera se lució.