Un solo gol, un penalti dudoso, y una ejecución infalible de Omar Pérez, permitieron que el vibrante clásico de este miércoles, en El Campín, escapara al probable empate y fuera para Santa Fe, que ganó 1-0 y pasó a liderar el grupo A.
Fue un clásico emocionante: con equipos atrevidos, con delanteros inquietos, con arqueros figuras, con las infaltables polémicas, con tribunas rojas, con ausencia de público azul, con méritos de ambos, con alegría final santafereña.
Fue tan intenso el clásico que en la primera media hora ya habían probado de media distancia Montero y Moreno, por los azules, y Medina, por los rojos. Era parejo y los goles no eran, como en otros clásicos, improbables.
El empate no era justo, cualquiera podía ganar. El gol se presentía en un contragolpe, en una jugada de fantasía, en un cabezazo certero… eso merecía el clásico, pero el único gol llegó en un penalti dudoso: a los 28 minutos Medina, en el área, inventó un amague defectuoso y se encontró de frente con una pared: Pedro Franco.
El silbato tronó mientras el árbitro Buitrago corría, convencido, hacia el punto penalti. Pérez decoró la discutida decisión del juez con un cobro perfecto: pierna derecha, balón zumbando el palo derecho defendido por Delgado y gol. El único, el suficiente.
El reñido clásico se desequilibró, pero no bajó el ritmo. Incluso, el empate era probable. A los 36 minutos el arquero Vargas recibió un pase y quiso inventar un amague innecesario, perdió el balón con Moreno quien con el arco libre remató pero la mano reivindicativa del arquero evitó el gol. Fue las más clara de Millos.
El descanso pareció fugaz, pero suficiente para que rojos y azules recargaran baterías y salieran al campo con el mismo ímpetu. Millos, con más necesidad, arriesgó, se mandó al ataque y Santa Fe, contragolpeó, y aunque no llegaron más goles, el derby no dejaba tiempo para parpadear: Moreno alcanzó a gritar el empate azul, su disparo pasó cerca; Borja respondió de inmediato, pero Delgado se lució.
El clásico terminó con más emoción que orden. Candelo vio la tarjeta roja, Pérez abandonó el campo en medio de coros y aplausos, unos 500 hinchas de Millos se fueron con frustración, y Santa Fe celebró un triunfo polémico, luchado y clave.