Jueves, 1 de Mayo del 2025
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Michelle Bachelet, Elegida presidenta en Chile.

Publicado el 16/12/13

La candidata de la Nueva Mayoría –la coalición de socialistas, comunistas y democracia cristiana que sustituyó a la Concertación- derrotó a su rival, la conservadora Evelyn Matthei, con el 62,15% de los votos.

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“El triunfo de hoy no es personal (…) es un sueño colectivo que triunfa”, dijo Bachelet en su primer discurso de agradecimiento antes de asumir su segundo mandato a partir de marzo próximo.

Sólo la baja participación electoral del 41.60% (apenas 5.7 millones votaron de los más de 13 millones de chilenos convocados), deslució el triunfo de Bachelet, que ahora tendrá que liderar un país cargado de descontento y frustación general con su clase política.

Pero, ¿por qué Michelle Bachelet parece conservar su carisma y capital político intacto mientras la confianza en los demás políticos se desploma? BBC Mundo le explica las razones detrás del “fenómeno Bachelet”.

Herencia del primer gobierno

Bachelet llegó a la presidencia de Chile por primera vez en 2006, después de haber ejercido como ministra de Sanidad, y luego Defensa, en el gobierno del mandatario Ricardo Lagos.

“Ya desde entonces tuvo un liderazgo especial, más empático con la ciudadanía”, le dice a BBC Mundo la politóloga Pamela Figueroa.

“El suyo no era un apoyo levantado por los partidos políticos, sino por la población, pero a la vez cumplía con un montón de requisitos de la política antigua, como la militancia política, especialización en Salud y Defensa…”, sostiene.

Esta popularidad le siguió durante su mandato, especialmente entre las clases populares chilenas, que valoraron sus políticas sociales ligadas a la infancia, a la maternidad y a la inclusión.

Decisiones como las de nombrar a un gobierno paritario, con igual número de hombres que de mujeres, sorprendieron a una clase política acostumbrada a que los cargos del gabinete se repartieran entre las fuerzas que componían las coaliciones partidistas.

A pesar de algunos momentos críticos, como las masivas protestas de estudiantes secundarios que sacudieron los primeros meses de su mandato, Michelle Bachelet terminó su gobierno con más del 80% de apoyo ciudadano.

Experiencia en ONU

En septiembre de 2010, a los pocos meses de abandonar su cargo como jefa de Estado, Bachelet se convirtió en la primera directora ejecutiva de ONU Mujeres, una recién creada agencia internacional destinada a fomentar la igualdad de género.

La expresidenta se alejó del debate nacional y centró sus esfuerzos en el nuevo cargo desde su oficina en Nueva York.

“Para un expresidente en Chile es muy difícil incorporarse a la vida política. Para ella fue una buena opción ir a participar en una organización internacional de tremendo prestigio”, explica Figueroa.

“Le favoreció estar fuera de la contingencia, de tener que opinar de ciertos cuestionamientos sobre su gobierno, como el caso del Transantiago (la red de transporte urbano de la capital cuya caótica implementación afectó a la imagen de su gobierno) o el terremoto de 2010”.

Bachelet regresó a su país en marzo de 2013 para anunciar lo que ya todos daban por hecho: sería la candidata del centro izquierda, carente de un líder del perfil y aceptación popular de Bachelet.

Nuevo discurso, nuevo programa

Su regreso a la política nacional vino acompañado de un nuevo programa que recogió algunos de los principales reclamos de los movimientos sociales que se manifestaron durante su mandato y, especialmente, bajo el gobierno del actual presidente, Sebastián Piñera.

El principal reclamo, el de una reforma radical del sistema educativo, se concretó en una propuesta de educación pública, gratuita y de calidad, aplaudida por los líderes del movimiento estudiantil.

Algunos de ellos, como Camila Vallejo o Karol Cariola, se sumaron a su proyecto con candidaturas al Congreso.

“Tuvo la capacidad de leer de manera muy correcta lo que estaba sucediendo en la sociedad chilena. Quizás fue la distancia que le impuso estar en Nueva York”, explica a BBC Mundo el sociólogo Manuel Garretón, profesor de la Universidad de Chile.

“Leyó que el país ha cambiado y en ese sentido ella puede cristalizar el pedido de cambio: la demanda por una nueva constitución, por una reforma impositiva y una reforma educativa. La misma agenda del movimiento estudiantil”, añade.

Además de proponer un nuevo sistema educativo, una reforma fiscal para acabar con la desigualdad en el país, y una nueva constitución, Bachelet incorporó a su programa algunos reclamos de otros movimientos sociales, desde aquellos de la comunidad gay a los de indígenas y medioambientalistas.

Ahora asegura estar abierta a debatir una nueva legislación sobre el aborto que lo despenalice en ciertos supuestos, dialogar sobre la opción de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo o buscar solución al conflicto mapuche sin aplicar la ley antiterrorista, como hizo en su mandato.

Informacion Semana.com



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