Lo primero que el escritor Luis Darío Bernal Pinilla, experto en literatura infantil y juvenil y autor de clásicos como Catalino Bocachica o Fortunato, hace siempre que va a iniciar un taller de promoción de lectura es indagar los gustos de sus pequeños espectadores. “Les pregunto: ¿a quiénes les gustan las aventuras donde hay personas que se suben a los árboles? ¿A quiénes les gusta el deporte? Y van levantando la mano. Y alguna me dice: ‘yo quiero ser monja’ ”.
De esta manera sabe qué lecturas o cuentos contará para captar la atención de los pequeños y llevarlos al mundo de los libros, una de sus obsesiones durante cerca de 50 años en esta labor.
“Lo que a mí me interesa es la promoción de la lectura, porque pienso que la única manera de poder ayudar a sacar a los países de nuestra región y a Colombia, en especial, de la situación en que se encuentran es a través de la cultura, y por ese camino a través de la lectura”, anota.
Así nació la pequeña cartilla 20 claves para ser un buen lector, que Bernal escribió y publicó con Collage Editores, en donde entrega diez consejos positivos y diez factores negativos. Aquí destacamos algunos.
Acérquelos a la ficción: “Uno como padre le puede hablar a los hijos de cómo se va a la luna o cómo se reproducen las abejas. Pero ¿qué pasa el día que el muchacho se encuentre con un poema de amor? Se va a preguntar: ¿y esto para qué sirve? Mientras que si le doy poesía, cuento, novela y teatro, todo lo que conforma la ficción, el niño tendrá en sus manos el entendimiento del universo, que además da la competencia lectora para cualquier cosa”.
Lecturabilidad: “Es el concepto clave de labor de promotor de lectura. Es la relación de conformidad entre el texto completo y el lector concreto. ¿Qué quiere decir esto? Que si al niño le gusta el fútbol, no podemos llegarle con un libro de aviones; pero si le doy un libro sobre la vida de James, seguramente lo devorará”.
Familia que lee unida permanece unida: “Allí radica el éxito de la lectura. El ejemplo siempre será el mejor truco para contagiar a los hijos, porque un niño sin lectura es un pájaro con las alas recortadas”.
No atacar de manera irracional ni la televisión y ni la tecnología: “Lo importante es jugar con las dos cosas: la tecnología y los libros. Y decirle al niño, por ejemplo, que es más excitante que tú te imagines a Romeo y Julieta y sientas cómo es esa Julieta de tu mente. ¿Cómo la imaginas? ¿Cómo tu abuelita, como tu novia?”
Ojo a la ética, la estética y la esperanza: “Estos son los tres elementos claves que debe tener toda literatura para niños.
Que haya una estética que les permita escoger lo que vale la pena. La ética son los grandes valores universales que nunca pasan de moda. Y luego viene la esperanza. Tengo que mostrarles la realidad, pero no puedo dejar que al final de un libro el niño quede con la idea de que el mundo está fregado. Debo mostrarle una solución”.
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