Con sorpresa y dolor recibió ayer la familia de Wilson de Jesús Martínez Jaraba la noticia de su muerte, cuando las autoridades les contaron que el soldado, de 37 años, falleció luego de pisar una mina antipersonal cuando cumplía la labor que le encomendaron de participar del plan piloto de desminado con las Farc que se desarrolla en la vereda El Orejón, de Briceño (Antioquia).
Su hermana Sandra Martínez, quien no lo veía hace varios meses, asegura que Wilson había logrado evadir la muerte en otras dos oportunidades en las que estuvo en peligro. Asegura que es un héroe y que “murió en su sueño”.
¿En qué momento le asignan a su hermano el trabajo de participar en el proceso de desminado con las Farc?
Él no nos dijo directamente que iban a trasladarlo. A la primera persona que le contó fue a su esposa, y ella nos lo contó a mi mamá y a mí. Nos dijo que iban tres presonas, Wilson y dos de sus compañeros. Él estaba en Medellín y la idea era que fuera a Briceño a desactivar las minas.
¿Qué les han informado de las condiciones en las que se dio su muerte?
Nosotras no sabíamos. Lo supimos por su esposa a la que le dijeron que se había presentado un accidente en la vereda en la que mi hermano y sus compañeros estaban trabajando. Nunca pensamos que fuera algo tan terrible como la muerte. Creímos que había perdido una pierna, o que estaba herido. Pero a las horas llamaron a la esposa contándole que había fallecido. Eso es todo lo que nos han dicho hasta ahora.
¿Cuánto tiempo llevaba su hermano trabajando para desactivar minas antipersonales?
Llevaba nueve años erradicando minas. Para eso se había capacitado. Él estuvo en Bogotá, luego se lo llevaron a Medellín, y últimamente a Briceño.
¿Alguna vez sufrió un accidente en este duro trabajo?
Él tuvo una vez un percance desactivando una mina, pero no pasó nada a mayores. Luego, estando en el Meta, también tuvo un accidente. Cuando estaba trabajando con unos cilindros de las Farc, se le estallaron en las manos. De todas esas logró salir con vida.
¿Cómo lo recuerda?
Era un excelente hermano, un excelente hijo, un excelente padre de dos niñas que ahora se quedan sin él. Era un excelente esposo, una persona alegre, responsable, cumplidora de su deber. Era el tercero de cinco hijos. Éramos cinco, ahora, por la guerra, somos cuatro.
Mi hermano tenía 37 años. Él terminó solamente el bachillerato porque por cuestiones económicas no pudo estudiar más. Pero se preparó en el Ejército, porque desde muy niño eso fue lo que le gustó. Murió en su sueño.
¿Cuándo iban a reencontrarse con él?
Él tiene dos niñas y su esposa aquí, en Magangué (Bolívar), porque toda mi familia es de acá. Una de las niñas va a cumplir los ocho años en agosto, así que él estaba planeando todo para venir a verla en la fiesta. La otra de sus niñas tiene cuatro años. Son niñas pequeñas que ahora se quedan sin su padre.
Su hermano hacía parte de una medida que se tomó dentro del proceso de paz con las Farc…
Sí. Yo le digo al Gobierno que por favor tenga en cuenta que los que van a la guerra son seres humanos, que ahora están luchando más que nunca para obtener la paz. Se está formulando el diálogo por un lado, pero por el otro las Farc siguen activando más minas. El Gobierno tiene que pensar en sus soldados. Nosotros somos los que estamos poniendo a nuestros hijos y hermanos para que peleen por la paz.
¿Se debe continuar con este proceso de desminado?
Este proceso es muy importante. Pero yo creo que si la guerrilla es la que pone las minas, deberían ser las mismas Farc las que desminen los territorios. Capacitarlas para que puedan desminar ellas directamente, como hoy lo hacen los soldados, enfrentando los riesgos que esto implica.
Los soldados, con su trabajo, están salvando vidas inocentes de personas que pisan territorios sin saber lo que hay debajo. No van detrás del dinero, sino a salvar vidas.
¿Cuándo será el sepelio?
Todavía no hay sepelio programado. No nos han traído el cuerpo hasta Magangué. No sabemos si será hoy, o mañana. De pronto lo podamos enterrar mañana en la funeraria Jardines de la Candelaria y hacerle el homenaje que se merece, como un héroe.
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