Hace dos meses, la ETB era una empresa en una buena situación financiera, con capital en el banco y un gran futuro competitivo. Dicho panorama contrasta con el informe financiero presentado por la actual presidencia y su junta directiva, en el cual la compañía acumula pérdidas por $ 74.000 millones entre 2014 y 2015.
Según Jorge Castellanos, presidente de la ETB, experto financiero con más de 30 años en cargos públicos y privados, en entidades del calado del Banco Mundial y Wall Street, la razón principal de este cambio es la adopción de la metodología de reporte con las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF).
Bajo esa metodología exigida por las autoridades financieras a todas las empresas del país, “ácida y estricta”, en palabras de Castellanos, se reajustaron los cálculos de ingresos y egresos. De una utilidad de $ 371.000 millones en 2014 se pasó a una pérdida de $ 38.000 millones. Y de una ganancia esperada de $ 120.000 millones en el 2015 se culminó con un balance negativo de $ 36.000 millones.
“Logramos bajar de 252.000 millones a $ 36.000 millones negativos (en 2015) gracias a unos cargos de la metodología NIIF que no veremos en años venideros”, explicó el presidente de la ETB. También, a la recuperación de impuestos diferidos por $ 175.000 millones. El directivo se mostró sorprendido por la inclusión de $ 120.000 millones en los balances del 2015, “provenientes de unos intereses del pleito de la ETB con Claro, entre otros revertidos por la revisoría fiscal. Es utilidad cuestionable increíblemente”, señaló.
Inversión vs. ingreso
El actual presidente del operador bogotano culpó también a la anterior administración de la ejecución de la estrategia en la entidad. “La situación actual de la ETB es producto de los efectos de un plan de inversión agresivo que descuidó los ingresos. Mientras los gastos operacionales el año pasado crecieron 30 por ciento, se aumentó la planta directiva y se remodelaron las oficinas, los ingresos crecieron tres por ciento”, explicó Castellanos.
El ejecutivo reveló que la inversión en fibra óptica le ha costado a la entidad $ 1,2 billones en tres años, con lo cual ha llegado a cubrir 1’207.000 hogares, pero apenas un cuatro por ciento de esa base se ha vinculado como cliente.
“Eso es un esfuerzo comercial muy débil. No entiendo cómo una estrategia de inversión tan ambiciosa y riesgosa se descuidó en el aspecto comercial. Por esa razón bajó la calificación que nos dio Fitch Ratings”, dijo.
En sus palabras, los servicios que presta hoy ETB en fibra óptica, televisión e internet son de gran calidad. Lo que sigue es explotarlos comercialmente.
“Aquí, la orden es: ni un peso más en fibra. Todo peso invertido debe enfocarse en la consecución de ingresos. Vamos a lograr revertir los $ 300.000 en negativo en dos años”, afirmó el presidente de la empresa.
Sociedad o venta
Con respecto al futuro de la entidad de telecomunicaciones, Castellanos fue enfático al afirmar que no conviene seguir en lo mismo, es decir, como entidad independiente, pequeña.
“O bien se debe conseguir un socio estratégico en su negocio, o se debe vender. Voy a ser categórico: la entidad tiene unos enormes riesgos financieros, de acuerdo con los últimos cuatro años, y no tiene futuro para pelear frente a grandes empresas. Lo peor que puede uno hacer es contar historias rosa que los expertos no creen”, recalcó Castellanos.
La decisión a futuro se debe hacer con un debate de control político e ideológico en el Concejo, donde se tomará la mejor decisión, señaló.
“Cuando se hizo esa millonaria inversión no hubo discusión pública. Fue una gerencia bisoña, que no había manejado negocios de esta magnitud. ¿Tiene sentido tener una empresa de telecomunicaciones pequeña, o más bien debemos invertir el dinero en colegios, hospitales y en desarrollo urbano?”, se preguntó.
Finalmente, Castellanos recalcó que se debe despersonalizar la discusión. “La idea no es marchitar a la ETB para venderla. Me alegran estas discusiones, está abierto el debate; cuando quieran hacer una discusión sobre el tema, lo haré con el mayor gusto”.
‘Desprestigiarla para regalarla’: Saúl Kattan
Sorprendido. Así se declaró el expresidente de la compañía Saúl Kattan, tras conocer el informe presentado por Jorge Castellanos, pues las cifras son opuestas a las que el exfuncionario presentó al entregar el cargo en enero pasado.
De acuerdo con su balance, dejó una compañía sólida, rentable, competitiva y que les generó valor a los inversionistas.
El plan de inversión, “que superó los $ 2,2 billones (permitió) pasar a más de 1,2 millones de hogares con fibra óptica; se conectaron más de 120.000 usuarios con fibra al hogar, se lanzaron un producto de televisión interactiva, al que ya se han sumado más de 60.000 usuarios, y un producto móvil que logró más de 400 mil clientes en el primer año”, dice Kattan en carta enviada a EL TIEMPO.
“Aunque las cifras parecen muy positivas, la nueva administración llega diciendo lo contrario. Rápidamente cambia buena parte de la alta dirección de la compañía, recorta las inversiones de manera sustancial y en tan solo un mes, y sin ninguna experiencia en el sector de telecomunicaciones, decide que todo el plan estratégico es incorrecto. Parece prematuro, cuando el plan está en etapa de maduración y se prevé que los ingresos crezcan por encima del 15 por ciento durante el 2016”, destacó.
Para el expresidente, si bien hay pérdidas, “se debe a unas provisiones y reversión de ingresos por cerca de 400.000 millones por causa de las normas financieras. Esto, relacionado al pleito con Claro, que ETB ha ganado en más de 18 instancias diferentes, con una deuda que se acerca a los $ 300 mil millones”.
Para Kattan, todas las declaraciones podrían generar un pánico económico, “ya que cerca del 12 por ciento de las acciones están en manos de accionistas minoritarios” y “se deteriora la confianza del consumidor, que pensara dos veces antes de suscribirse a una compañía en mala situación. Para justificar la venta, lo normal sería crear mayor valor, y no simplemente destruirlo y regalar (la ETB), como ha sucedido en los últimos 15 años”, puntualiza.
EL TIEMPO