Viernes, 17 de Mayo del 2024 
¿Alguna vez se ha preguntado cuántas lunas hay en el sistema solar? Si se cuentan las de los ocho planetas aceptados, más Plutón –hoy en la categoría de planeta enano– serían 181.
Todas, excepto una, tienen nombre; la de la Tierra, es la Luna. A secas.
Ese nombre genérico –y para algunos sin identidad– llevó al nacimiento del proyecto ‘Name the Moon’ ( Nombre a la Luna), que convoca al público en general a que bautice al satélite natural.
Esta iniciativa, que se promueve en la web y en redes sociales, suma a la fecha 3.531 nombres postulados. Y no se queda solo en una curiosa convocatoria en internet. En su sitio web (www.namethemoon.world) explica que el propósito final es enviar una “respetuosa petición a la Unión Astronómica Internacional (UAI) para que nuestra Luna tenga un nombre exclusivo”.
Su estrategia incluye una divertida serie animada –Looney Moonies– que le enseña al público detalles del sistema solar, con la intención de involucrar y educar. Utiliza personajes como Ganímedes, la luna más grande de Júpiter; Fobos, la mayor de las dos lunas de Marte; Proteo, el segundo satélite más grande de Neptuno, y Belinda y Bianca, lunas de Urano.
La iniciativa plantea que si bien Luna fue un nombre único por siglos, desde 1610 todo cambió cuando Galileo detectó grandes objetos orbitando Júpiter, a los cuales se les dio nombre. “Piénsenlo de esta manera: el nombre de la Tierra tiene al menos mil años de antigüedad. Pero la Tierra es un planeta y planeta es la categoría de la Tierra. La Luna es, así, una luna. Pero creemos que es demasiado genérico para ser el nombre de uno de los más bellos objetos celestes de nuestro Sistema Solar”, añade.
Pero ¿qué tan posible es renombrar a la Luna? El organismo encargado de ponerles nombres a los objetos celestes es la Unión Astronómica Internacional (UAI). De ahí la razón de dirigirle la petición. Los creadores de esta campaña tienen la ilusión de que si un número significativo de personas firma la petición electrónica, la UAI puede considerar seriamente darle un nombre único a nuestro satélite.
