El diario italiano “La Repubblica” publicó este lunes que hasta mediados de la semana pasada hubo 105.727 peticiones de continuación de la actividad a las delegaciones de Gobierno y solo se produjeron 2.296 medidas de suspensión.
El presidente de la región Toscana, Enrico Rossi, denunció en un mensaje en Facebook que “reabrir los negocios depende del Gobierno”, pero que “existe una gran contradicción con el hecho de que con una simple comunicación a las delegaciones de Gobierno, cientos de miles de compañías sin protocolos de seguridad están reabriendo (…) No es correcto decirlo de una manera y luego dejar que suceda en otra”.
La misma situación se está produciendo en Véneto, donde “la mitad de las empresas están abiertas”, según la estimación del presidente de Unioncamere (La Cámara de Comercio), Mario Pozza.
El diario romano explica que en Brescia y Bérgamo, dos de las provincias más afectadas por la pandemia, más de seis mil peticiones de reapertura fueron enviadas sin que se produjesen vetos. Según el Instituto de Estadística nacional (ISTAT) a pesar del bloqueo, el 55 % de los trabajadores llegan a sus puestos todos los días.
En Basilicata, Sicilia y Calabria, el porcentaje es aún mayor y en Génova, Bolonia , Roma, Ancona, Milán, más del 60% de las actividades están abiertas, sin considerar el teletrabajo, señala Istat.
Por ejemplo, el gigante de la construcción naval pública, Fincantieri anunció que reabre hoy gradualmente con las actividades más necesarias y con medidas de seguridad como mínima presencia del personal y repartidos en varios turnos y con toda la ‘logística’ de los trabajadores reprogramada reuniones, comenzando por las pautas de acceso y salida.
En la planta más grande de Fincantieri en Monfalcone (Gorizia), por ejemplo, se esperan menos de 700 personas respecto a los 7.000 empleados del grupo.
Otro grupo que ha anunciado su reapertura, aunque no entra en las actividades autorizadas por el Gobierno, es la marca de moda Gucci. El grupo textil anunció que desde hoy reabre su laboratorio prototipo de artículos de cuero y calzado en Scandicci (Florencia), gracias a un acuerdo con los representantes de los trabajadores y también al asesoramiento del virólogo Roberto Burioni.