Declaraciones encontradas y mucha controversia en redes sociales dejó un episodio que ha opacado el acto de reconciliación organizado por la Alcaldía de Bogotá, este domingo, con los familiares de las víctimas de los hechos de violencia que se tomaron la capital entre el jueves y el viernes de la semana pasada.
Se trata de la imagen de la silla vacía dispuesta en el atrio de la plaza de Bolívar con el nombre del presidente Iván Duque, quien fue invitado, pero que, según han explicado sus voceros, no se presentó porque tenía compromisos previamente adquiridos y por eso envió a delegados del Gobierno.
El comisionado de Paz, Miguel Ceballos, quien estuvo presente en el acto en representación del Presidente, dijo
que se sintió “asaltado” en su buena fe y que habló el sábado en la noche con el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, para explicarle que el Presidente no asistiría. Aun así, la silla se mantuvo. Lo que le molestó es que, a pesar de que él ocupó la silla destinada para Duque, se puso otra silla en la que se puso el nombre de Duque “para que apareciera como vacía”.
Ceballos asistió al evento junto con la consejera presidencial para los Derechos Humanos, Nancy Patricia Gutiérrez, quienes participaron de un acto ecuménico del que también hicieron parte el sacerdote Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, y la alcaldesa Claudia López.
Luis Ernesto Gómez, secretario de Gobierno de Bogotá, contestó también este lunes a Citytv, donde presentó el balance del fin de semana y respondió a este episodio. Dijo que la alcaldesa le expresó al Presidente la gravedad de lo ocurrido en la reunión que tuvieron el viernes.
Allí “le planteó la necesidad urgente, imperiosa, de un acto de perdón”, según Gómez. “La ausencia fue notoria”, dijo el secretario de Gobierno, y recordó que algunas víctimas dijeron que les hubiera gustado contar con la presencia del Presidente.
Gómez también dijo, en entrevista con la W, que “el Presidente decidió delegar el perdón y la reconciliación” y que, más allá del papel, “la reconciliación y el perdón no se pueden construir en ausencia”.
Gómez insistió en que lo importante era hablar de los actos de la semana pasada por su “infinita gravedad”, y aunque no reconoció si fue un acto premeditado, dijo que la alcaldesa le insistió al presidente Duque que la reconciliación debía contar con él.
Aunque la controversia inicial apuntaba a las críticas contra el presidente Duque por su ausencia, tras conocerse la forma como esta se realzó, al parecer de forma premeditada, la controversia se volcó hacia la Alcaldía distrital, pues lo cierto es que este acto dejó en evidencia, una vez más, las diferencias entre la Casa de Nariño y el palacio de Liévano, y dejó en un segundo plano la discusión sobre los reclamos de las víctimas de verdad y justicia sobre lo ocurrido. Fuente:Eltiempo.com