Nairo Quintana, quien se quejaba de dolores en la cadera y en un oído, escalaba el Stelvio acompañado de seis propulsores como si se trataran de una guardia pretoriana que mostraba con su pedalear las intenciones de asumir el liderato de su colega y amigo Rigoberto Urán. La camiseta rosa estaba en juego, en medio […]