Martes, 14 de Mayo del 2024
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Los 67 años de la muerte del emblemático Jorge Eliécer Gaitán

Publicado el 09/04/15

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Gaitán nace en Cuncubá, un pequeño pueblo a las afueras de Bogotá; hijo de la profesora Manuela Ayala, activa progresista, y el librero Eliécer Gaitán Otálora, un liberal radical; las profesiones y convicciones políticas de sus padres serían la combinación perfecta para canalizar el descontento popular, lo que al final determinaría la visión de país del pequeño Gaitán, debido a la revolución cultural e intelectual en la que sus padres participaban.
Jorge Eliécer Gaitán se convertiría rápidamente en un líder polémico, que cautivaría a las masas como nadie nunca lo había hecho, las clases sociales políticamente excluidas, marginadas y desprotegidas, encontraron en Gaitán el representante ideal para su causa.

El caudillo ganó el afecto y la devoción de su pueblo haciendo debates en contra del asesinato de un número indefinido de trabajadores de la United Fruit Company, en lo que sería conocida como “La Masacre de las Bananeras” lo que le otorgó el titulo de “Tribuno del Pueblo”.

Frases cómo “El hambre no es liberal ni conservadora” y constantes llamados a la lucha revolucionaría, a la larga le valieron la alcaldía de Bogota, el puesto de Ministro de Educación durante el gobierno de Eduardo Santos y la candidatura a la presidencia de la república, pero lo que verdaderamente cambiaría para siempre la historia de Colombia y Latinoamérica, no sería su vida, sino su muerte.

El 9 de abril de 1948, a la 1:05 de la tarde, Jorge Eliécer Gaitán salía de su oficina cuando un joven esquizofrénico llamado Juan Roa Sierra se acercó silenciosamente al candidato presidencial, propinándole tres disparos por la espalda que acabaron con su vida inmediatamente. Gaitán ya había vaticinado un evento como este, afirmando que “Si a mi me llegará a pasar algo, en este país no quedará piedra sobre piedra” sus predicciones ciertamente fueron inequívocas.
Al conocerse la noticia las reacciones no se hicieron esperar, a tan sólo unas horas después del asesinato, Bogotá ardía en llamas a causa de las multitudinarias manifestaciones de violencia y descontento popular que se extenderían a todo el territorio nacional y que perdurarían por más de un mes, cobrando un saldo de más de 3.500 vidas, ocasionando pérdidas económicas aún hoy día incalculables, marcando así el periodo más violento y sangriento que Colombia haya conocido, en lo que la historia llamaría “El Bogotazo”.



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