Viernes, 17 de Mayo del 2024
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Cierre de línea J afecta a más de 15.000 usuarios

Publicado el 07/07/15

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Retrocedieron en el tiempo más de 10 años. Miles de habitantes de un sector del occidente de Medellín, tuvieron que hacer un alto en su medio de transporte rutinario, el metrocable, y volvieron a usar el bus.

La razón para dar el paso atrás es la suspensión, desde ayer, en el servicio de metrocable por el mantenimiento al que la empresa Metro sometió la línea J, que va desde la estación San Javier hasta Aurora.

Los trabajos, que se desarrollarán hasta el próximo 15 de julio, consisten en el cambio del cable portador – tractor, el mismo que soporta las cabinas en las que se transportan los pasajeros.

El reemplazo de la pieza, quizá la más importante del sistema, se hace cada siete años y en la línea J, con cerca de ocho años de operación, se realiza por primera vez.

Según, Uriel Jaramillo, profesional del Área de Cables del Metro, el trabajo ya se había realizado en la línea K (nororiente) y consiste en el remplazo de 5.700 metros de cable, la totalidad del recorrido entre San Javier y Aurora.

“Este cable cumplió su ciclo y se remplaza porque presenta novedades y para no generar una suspensión repentina de la operación”, dijo.

En la compleja operación trabajan 25 personas, la mayoría ingenieros y técnicos del Metro. Además hay dos europeos, uno de ellos encargado de unir las dos puntas de los cables.

“Se hace con cuidado y utilizando equipos con manejo especial y estableciendo condiciones, así como una verificación diferenciada. Se manejan tensiones altas y se debe hacer con tiempo suficiente”, añadió Jaramillo.

Las caras de la dificultad
Desde que se abrió la estación Aurora, el 3 de marzo de 2008, Efrén López busca su sustento vendiendo gaseosas y dulces a las afueras de ese lugar. Desde que llegó no había tenido una jornada tan mala.

“Muchas personas no bajan hasta la estación y toman el bus cerca a sus barrios. Otros llegan muy afanados y al ver que está cerrada toman un taxi”, indicó el comerciante informal.

Pero a diferencia de López, a Ricardo Castillo, despachador de buses de Rápido San Cristóbal, el trabajo se le incrementó con la suspensión del sistema.

A primera hora de la mañana de ayer, los buses que controla habían triplicado su número de pasajeros. Todos, eran usuarios del metrocable afectados por su cierre.

“Tenemos 20 buses que van hasta el Centro y 15 a estaciones del metro”, explicó Castillo, mientras guía a Sari Tobón para que tome el bus que la deja en Floresta.

“Tendré que caminar más y en la noche me da miedo que me atraquen, dijo y al igual que Camilo Vélez, otro usuario afectado, tendrá que pagar al menos 1.200 pesos más de pasaje.

Ante los reclamos sobre desinformación y pocos buses como contingencia ante la problemática generada por el cierre, Castillo fue enfático en afirmar que socializaron los trabajos lo suficiente para mitigar las dificultades.
“Una actividad de estas tarda entre 15 y 20 días pero con la gente que tenemos lo podemos realizar en menos tiempo (…)A los usuarios les recomendamos rutas alternas”, explicó el funcionario.

Mientras los 15.000 usuarios diarios de la línea J aguardan, con paciencia, los trabajos de cambio de cable, los técnicos del Metro esperan que un cierre de esta magnitud en el sistema solo se tenga que programar nuevamente dentro de siete años.

Mientras tanto prometieron que por el momento solo habrá una suspensión cada año por mantenimiento, verificación de equipos y pruebas de cargas .

COLOMBIA.COM



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