Superando la campaña presidencial más reñida, ante la oposición más organizada que hubiera enfrentado jamás, y sobreviviendo a un cáncer que tuvo en vilo su proyecto polÃtico, Hugo Chávez se impuso a un dignÃsimo Henrique Capriles por casi 1,3 millones de votos (54,42 contra 44,97 por ciento), según el primer y casi definitivo boletÃn del Consejo Nacional Electoral (CNE), con 90 por ciento de las papeletas escrutadas

Con esto, Chávez se prepara para ajustar en el 2019, cuando termine el periodo de su tercera reelección, 20 años en el poder, suficientes para cambiar el panorama de este paÃs que nada en petróleo, pero que tiene profundas desigualdades en medio de una fuerte ebullición polÃtica.
Desde el balcón del pueblo, en el palacio Miraflores, Chávez le habló a una multitud. “Mi palabra de reconocimiento a todos quienes votaron en contra de nosotros por su talante democrático, por su participación, por la demostración cÃvica que hoy han dado, a pesar de que no están de acuerdo con la propuesta bolivariana. Por eso comienzo felicitándolos a ellos y a ellas y también felicitar a la dirigencia opositora porque han reconocido la verdad”, dijo Chávez mientras grupos gritaban: “Cuchillo, navaja, Capriles, pura paja”.
Y continuó: “Comienzo enviándoles ( a los opositores) este saludo y extendiéndoles estas dos manos y este corazón porque somos hermanos en la patria de BolÃvar”.
Poco antes, el candidato perdedor reconoció la victoria del presidente Chávez. “A los que a esta hora sienten tristeza, a esos más de 6 millones de venezolanos, quiero decirles que cuentan conmigo; y a los otros, que votaron por una opción distinta, que también cuentan conmigo. Soy un convencido de que este paÃs puede estar mejor, y estoy convencido de que Venezuela puede estar mejor”, dijo Capriles muy serio, visiblemente afectado, pero con voz firme y verbo sencillo.
“Felicito al Presidente de la República. Ojalá él lea con grandeza la expresión de nuestro pueblo hoy (ayer). Hay un paÃs que tiene dos visiones y ser Presidente significa trabajar por la solución de los problemas de todos los venezolanos”. Capriles hizo énfasis en que pedÃa “reconocimiento a casi la mitad del paÃs que no está de acuerdo con este gobierno (…) Que nuestro pueblo no se sienta perdedor. No están solos. El que no logró la victoria fui yo. Que el pueblo no se sienta derrotado. Construyeron un camino y ese camino está ahÔ.
Cuando se le preguntó por algún tipo de reacción adversa de la oposición, respondió: “Yo soy un demócrata a carta cabal. Nunca voy a jugar con la esperanza de nuestro pueblo, ni ponerlo en zozobra. Otra opción obtuvo más votos y asà es la democracia. Yo estoy acá para reconocer la voluntad de nuestro pueblo, y la voluntad de nuestro pueblo es sagrada”.
Mientras esto sucedÃa, miles de chavistas salÃan a las calles a celebrar, la pólvora retumbaba en los edificios de Caracas y de otras ciudades. Morelis Franco, madre soltera, dijo que cuando escuchó los resultados sintió mucha alegrÃa: “Empecé a gritar tan duro que querÃa que me escuchara el mundo entero. A Chávez el pueblo lo quiere, ha hecho mucho por los pobres”, dijo.
Por su parte, Carmen Rea, en el sector de Sabana Grande, dijo: “Ganamos por la organización, por el trabajo dÃa y noche en el partido”.
La jornada tuvo como uno de sus elementos clave la alta participación de la ciudadanÃa, que llegó, según ese primer boletÃn, al 80,94 por ciento, un récord para este tipo de eventos electorales en el paÃs, y una de las razones por las que colapsaron por momentos algunas mesas de votación, por la enorme afluencia y por problemas técnicos en algunas de las máquinas que registraban el voto.
Todo empezó muy temprano. El presidente Chávez y su comando de campaña dieron indicaciones de tocar la diana desde las 3 de la mañana y de que sus seguidores empezaran a preparar el voto desde esa hora. “Mi esposo y mi hija estábamos en pie a esa hora. Llevé a la chama a donde su abuela y a las 4:30 ya estábamos en sus puertas, querÃamos ser los primeros”, dijo Marcela Garrido, que después de haber votado, esperaba la llegada de Chávez para sufragar en la parroquia 23 de Enero, bajo un sol voraz que le estaba arruinando las flores que querÃa entregarle al Presidente. (Lea acá: En zonas populares de Caracas, fuerza electoral chavista votó en masa)
Mientras aparecÃan los miembros del gabinete de Chávez, la gente empezaba a gritar, como en un concierto, y ondeaban banderas. Fue hasta la 1:15 de la tarde cuando de una camioneta negra se bajó el Presidente, acompañado por sus dos hijas. Estaba vestido de azul sobre un saco rojo. Saludó a la gente e ingresó al liceo.
Poco después, el opositor Capriles se hizo esperar en el colegio Santo Tomás de Villanueva, en el sector de Las Mercedes, donde además de la prensa lo esperaban cientos de personas ansiosas de expresarle su apoyo.
“Lo que el pueblo diga hoy es palabra sagrada”, dijo Capriles, después de mostrar sus zapatos de la suerte, que hasta el domingo habÃan sido cábala en todas las elecciones en las que habÃa competido y que nunca habÃa perdido. “Las elecciones de hoy son muy divertidas. Es una pelea entre invictos”, dijo.
Las palabras de reconocimiento de Chávez a la oposición y sus lÃderes podrÃan abrir la puerta a una etapa de menos polarización en el paÃs. Pero también marca, a pesar de la derrota, el liderazgo de Capriles, que terminó convirtiéndose en un fenómeno de masas cuando no muchos daban algo por esa campaña hace algunos meses.
Al final, según la frase que los mismos opositores acuñaron, ‘Goliat le ganó a David’. Y queda una preocupación que el mismo Presidente planteó en su agradecimiento y que no fue tema de la campaña, a pesar de todos los pronósticos: “Que Dios me dé salud para seguirle sirviendo al pueblo venezolano”, gritó con voz de trueno.