El primer viaje del pontÃfice argentino Jorge Bergoglio atrajo a RÃo de Janeiro a fieles de todos los rincones del planeta y generó gran expectativa en la Iglesia local, que enfrenta un fuerte éxodo de fieles atraÃdos principalmente por las denominaciones neopentecostales.
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Según el censo demográfico de 2010, la proporción de fieles de Romabajó nueve puntos porcentuales en la última década y cayó al 64,6% de la población, aunque un sondeo del Instituto Datafolha divulgado hoy afirma que la proporción de brasileños que se definen como católicos es hoy de sólo un 57%.
La visita papal, que cubrirán miles de periodistas de todo el mundo, se da en un momento tenso para Brasil, donde en junio último una ola de protestas contra la corrupción y por mejores servicios públicos de salud, educación y transporte llevó a las calles a más de un millón de personas.
El gobierno de Dilma Rousseff movilizará a casi 14.000 efectivos, de los cuales más de 10.000 son militares, apoyados por helicópteros, vehÃculos blindados, buques de patrullaje y un sistema antiaéreo para proteger al Papa y procurar que los manifestantes no alteren la Jornada, que se extenderá entre el martes y el domingo.
Francisco parece no compartir esas preocupaciones: no usará el ” papamóvil” con vidrios blindados y cambió el programa de su primer dÃa de visita: antes de reunirse con Rousseff en el palacio de la gobernación de RÃo recorrerá en un vehÃculo abierto la zona céntrica de la ciudad, donde en junio hubo masivas protestas.
Para los analistas, la decisión de estar con la gente antes de encontrarse con los gobernantes refleja la principal marca del papa: el deseo de mantener contacto estrecho y directo con el pueblo para enfatizar el carácter pastoral de la Iglesia católica.
El entusiasmo frente al nuevo pontÃfice es evidente entre los centenares de miles de fieles que llegan sin cesar a RÃo para la Jornada desde distintas partes del mundo, pero en especial de su paÃs natal.
El alcalde de RÃo de Janeiro, Eduardo Paes, comentó hoy que Francisco pidió a los organizadores de la Jornada -también fuera de agenda- reunirse con una delegación argentina, encuentro que podrÃa concretarse el jueves, indicó la agencia de noticias Ansa.
Según el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, al regresar al continente donde nació, Francisco pretende enviar un mensaje para América Latina, una región mayoritariamente católica con graves problemas de pobreza y desigualdad.
“El papa, que conoce profundamente qué es la Iglesia en América Latina y qué es América Latina, tiene muchas cosas que decir sobre el futuro de la Iglesia en ese continente de la esperanza”, dijo y señaló que su mensaje tendrá un fuerte contenido social.
“Será un mensaje muy fuerte, de responsabilidad y de orientación hacia ciertos valores de justicia, solidaridad, atención a los pobres, superar las desigualdades sociales, atención a la gente, a los enfermos y minusválidos. Estas personas necesitan ser respetadas y (estar) presentes en la sociedad”, apuntó Lombardi.
La preocupación de Francisco por los temas sociales se refleja también en el programa que cumplirá en Brasil, que elude los pasos por los tradicionales puntos turÃsticos de RÃo -entre ellos el famoso monumento del Cristo Redentor- e incluye una visita a una favela y a un hospital -para inaugurar un centro de atención a drogadictos- y una reunión con jóvenes delincuentes.
Además, el pontÃfice incluyó en su visita un viaje a la ciudad santuario de Aparecida do Norte, donde estuvo en 2007 cuando redactó el documento final de la Conferencia del Episcopado de América Latina y el Caribe que habÃa inaugurado su antecesor, Benedicto XVI.
Francisco, quien hoy en el Vaticano al rezar el Angelus en la plaza San Pedro pidió que recen por él durante su viaje, tendrá su primer contacto con los participantes de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud el jueves en la playa de Copacabana, donde dará su bendición a los jóvenes que le darán una fiesta de acogida.
El Papa volverá el viernes a Copacabana para el VÃa Crucis y el sábado se trasladará a la Guaratiba, a unos 40 kilómetros de allÃ, para inaugurar la jornada de vigilia que terminará el domingo, con la misa de clausura de la Jornada.