La situación que hoy padece Nacional, que deberá jugar su encuentro de los cuadrangulares semifinales ante Itagüà en el Parque Estadio Sur de Envigado, es la muestra de que realmente justos pagan por pecadores.
El caso no es buscar responsables ni en la AlcaldÃa de MedellÃn ni en Nacional. Primero, porque el Municipio ya habÃa advertido que al mÃnimo desmán que se volviera a presentar adentro y en los alrededores del estadio, no prestarÃa el escenario y cumplió. Después, porque el club no es responsable de la seguridad de toda una ciudad los dÃas en que hay partidos.
Acá los responsables son esos mal llamados hinchas, desadaptados sociales que se escudan bajo una camiseta para realizar actividades criminales. Muchos de ellos son los mismos que le exigen a Nacional jugar bien o invertir en jugadores de alto nivel. Sin embargo, hay que decirles que si no fuera por su comportamiento irresponsable el club tendrÃa 4.000 millones más en sus arcas para esos objetivos.
En 2011, en un partido que pintaba para lleno completo ante el América de Cali, al conjunto verde le tocó ir a disputar este encuentro en la ciudad de Pereira. Tuvo que realizar gastos logÃsticos y, aunque hubo una buena entrada en el Hernán RamÃrez Villegas, el reporte económico para el club no fue el esperado.
Ese mismo año, al QuindÃo lo tuvo que recibir en el estadio de ItaguÃ, que cuenta con una capacidad para 12.000 personas. Y también le tocó jugar con las águilas doradas en su sede de Guarne.
Mientras que en este 2013 disputó a puerta cerrada un duelo con Patriotas. Cabe recordar que estuvo a punto de jugar con Pasto también a puerta cerrada y logró levantar la sanción, sin olvidar el clásico ante MedellÃn en el que el equipo rojo fue local y era el conjunto castigado.
“No jugar en el Atanasio mÃnimo nos representa unas pérdidas de 300 millones de pesos y eso para un equipo del costo del nuestro es un lujo que no nos podemos dar”, dijo el presidente Juan Carlos de la Cuesta.
Una de las soluciones es que Nacional construya su propio estadio, pero el mismo directivo dijo que los gastos que eso conllevarÃa, no permitirÃa conformar equipos competitivos durante el tiempo de la construcción. Además, nadie garantiza que con un nuevo estadio tampoco aparezcan los desmanes y de nuevo el Estado entrarÃa a decidir sanciones sin importar que fuera un escenario privado.
La mayorÃa de la hinchada de Nacional está conformada por personas cultas, respetuosas y humildes, que van al estadio a pasar un rato agradable y son estas las que deben empezar a denunciar a esos revoltosos. Es hora de hacerles caer en cuenta del daño que le están haciendo al equipo que dicen amar y también a una sociedad que está cansada de la violencia y la inseguridad.