Las primeras palabras que se escucharon desde el nuevo edificio del Museo de Arte Moderno de Medellín resumieron lo que pasó después de las 5:00 de la tarde de este dos septiembre: que ese edificio, que se vio ya terminado, sin trabajadores, sin herramientas, sin cerramiento, se convierte, en sí mismo, en una obra de arte.
Lo dijo el presentador, antes de que Emiliano Valdés, el curador jefe del Mamm, diera la bienvenida al “Museo de Arte Moderno de Medellín versión 3.0”, y que mostrara su felicidad, porque, dijo él, son pocas las veces que se inauguran edificios para museos.
La apertura del Mamm empezó cuando el sol todavía hacía de las suyas sobre Medellín, y terminó cuando ya se había ido, con un edificio que iluminado sí que refina la definición de que es en sí mismo una obra de arte.
Aunque, lo repiten ellos desde el museo, más allá del edificio lo que se abrió anoche fue un espacio para la cultura, para el arte, y para la ciudad. “Es un día especial –siguió Emiliano– es un pequeño paso para una sociedad más informada”.
Entonces los actos protocolarios siguieron con María Mercedes González, la directora, que desde un atril que miraba hacia la plazoleta –esa que permitirá ver conciertos al aire libre, cuando las puertas del nuevo teatro se abran, en tanto esa puerta conecta hacia adentro, donde están los asientos normales de un teatro, y hacia afuera–, donde en sillas negras y fucsias estaba sentada la gente –fundadores, artistas, muchos ciudadanos que quisieron ser los primeros–.
María Mercedes recordó que han transcurrido 37 años, en los que esfuerzos de amigos y el trabajo de un equipo por el que han pasado diferentes personas, han permitido que el museo llegue hasta este momento, el de expandirse, el de llegar a 9.910 metros cuadrados. Por supuesto, y ahí hizo hincapié la directora, también por el entusiasmo del público.
“Trabajaremos para estar a la altura de su generosidad –la Alcaldía y las empresas privadas que lo hicieron posible– y a la altura de la expectativa del público y de los artistas. Seguiremos trabajando por la apropiación”.
Fueron los primeros aplausos que se escucharon en el renovado Mamm. Los más fuertes llegaron cuando ella terminó su discurso con un deseo, “¡larga vida al Mamm!”.