Gabriel Galindo y Viviana Dueñas se arriesgaron. Viajaron a España sin visa en el primer vuelo de colombianos desde que entró en vigor la exoneración de ese permiso, el 3 de diciembre. Ese día salió el vuelo 26 de Avianca y aterrizó el viernes a las seis de la mañana en el aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas de Madrid. Llegó con el primer puñado de colombianos que viajan sin visa a la península ibérica desde que esta se impuso en 2001.
El riesgo consistió en confiar en que la excepción del visado estuviera vigente para el día de su viaje. “Teníamos la incertidumbre y pensamos en sacarla hace una semana, pero era muy poco tiempo y veíamos que cada vez se publicaban más noticias con la fecha exacta”, dice Viviana. Compraron los pasajes hace un mes y piensan ir también a Francia, Alemania y Suiza. Aunque tenían preparados los documentos que les pueden pedir en Inmigración, no fue necesario usarlos. La aerolínea los revisó en El Dorado y en Madrid solo les pidieron los pasaportes.
“Todo ha estado muy chévere”, dice Gabriel. “Es la primera vez que venimos y me parece que así es más fácil y conveniente”.
Tampoco tuvieron problemas Nemsué y Orlando Patiño y Luz Marina García, quienes paran en España a visitar Alcalá de Henares y siguen hacia Singapur, Malasia e India. Compraron los pasajes hace seis meses y decidieron confiar en la palabra de las autoridades que aseguraban que para esta época ya habría entrado en vigor la exoneración de la visa. “Traíamos todos los papeles y nos preguntaron por qué viajábamos sin visa”, dice Nemsué. “Contestamos que ya no la necesitamos, anotaron los números de los pasaportes en una lista y nada más”. Agrega que esto “no resuelve los problemas de Colombia, pero es una ventaja grande”.
Para Orlando es más que eso. Es una cuestión de dignidad. “Ya era hora de que acabaran tanta segregación y discriminación contra Colombia y América Latina. Si producimos droga es porque el mundo entero la consume: ¿por qué no segregan al mundo entero? Era justo, necesario y equitativo que tuviéramos las mismas condiciones de cualquier otro”, dice. Recuerda que hubo una época, “cuando la situación estaba álgida con Pablo Escobar”, en que a los colombianos nos “esculcaban de manera inaudita e indigna”.
Luz Marina se alegra de que todo haya salido bien porque este es el primer punto de un viaje de un mes y si no los hubieran dejado entrar se habría malogrado el plan entero. Cree que es una ventaja no tener que acudir a una agencia que tramite el visado. “Ahora no vienen muchos colombianos porque somos flojos para el frío, pero seguramente a mediados de 2016 la afluencia va a ser grande”.
Los demás pasajeros del vuelo tenían visa y no sufrieron ningún inconveniente. Estela Buenaventura de Orozco viaja una vez al año a visitar a su hija, que adelanta una especialización en medicina y a su nieta. “Esta vez me revisaron la página de la visa y todo fue normal”, dice. “Me parece bien que establezcan una reglamentación; si no, sería un desastre. Hay que tener la carta de invitación, la prueba de los recursos; así como venimos, nos vamos, y hay un respeto entre países”. Cuenta que hace dos años tuvo que amanecer en la calle haciendo fila frente al Consulado de España en Colombia para adelantar los trámites de la visa. “Eso era una falta de respeto hacia los colombianos”, concluye.
Luisa Fernanda Castaño, que había tramitado la visa con antelación, opina que el ingreso fue rápido.
A Catalina Botero, en cambio, le pareció que había más controles. Debían responder si traían pasajes de ida y vuelta y pedían invitación autenticada y prueba de los ingresos. “A los que tenemos visa no nos preguntaron nada”, dice, y califica el viaje de “perfecto”. Está segura de que la nueva medida va a generar más turismo para España. “A los colombianos nos gusta venir aquí”.
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