De cambio climático suelen hablar los cientÃficos de meteorologÃa y ecologÃa. Pero Thomas Sterner lo hace desde la economÃa y es una de las voces más avaladas en el en el ámbito internacional para hacerlo.
Sterner es profesor en economÃa ambiental en la Universidad de Gotemburgo en Suecia y fue el autor principal del capÃtulo relacionado con polÃticas nacionales del apartado de mitigación del Quinto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), considerado como el documento cientÃfico más importante del mundo en este tema.
El experto, quien se ha enfocado en entender cómo los subsidios al petróleo han afectado al planeta, explica que para reducir el cambio climático se le debe ponerle un precio al dióxido de carbono, uno de los gases de efecto invernadero que genera el calentamiento global.
Para él, como lo publicó en la revista cientÃfica Nature, este es el paso para garantizar la inversión a las energÃas renovables, que ya son una alternativa más económica para los paÃses. Por eso, insiste que Colombia no puede poner en riesgo sus parques naturales, porque en unas décadas serán un gran motor de la economÃa al contrario de lo que pasarÃa con el petróleo.
Sterner habló con EL TIEMPO esta semana cuando visitó el paÃs para participar en la Pontificia Universidad Javeriana en un simposio sobre la carta encÃclica ”Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común’.
Colombia está inmersa en un debate por la exploración de hidrocarburos cerca de un parque nacional en la región de La Macarena. ¿Qué hacer en estos casos?
EstarÃa muy mal que el paÃs le apostara a eso. Creo que Colombia no debe permitir la exploración de hidrocarburos cuando se está cerca de un parque natural, porque serÃa poner en riesgo un patrimonio que luego les servirÃa para otros sectores, como el ecoturismo o los bonos de carbono. Sin duda es el peor momento de la historia para invertir en petróleo, entonces qué sentido tiene destruir la riqueza natural si en las próximas décadas no habrá un mercado para vender ese crudo. PaÃses como Holanda, Alemania o Suecia ya están apostándoles a otras fuentes de energÃa.
Su investigación se ha concentrado en la industria del petróleo. Se dice que los bajos precios son negativos para el cambio climático, porque les restan valor a las renovables. ¿Qué piensa al respecto?
A veces les pregunto a mis amigos si cuando leen que el precio del petróleo es bajo les causa alegrÃa o rabia, porque es un problema complejo. Por un lado, los precios bajos del petróleo son malos para fomentar la energÃa solar. Por ejemplo: inversiones como aislar la casa térmicamente o remodelarla para poner paneles solares no son rentables, si esa es la situación.
Por otro lado, esos precios menores son buenos, porque necesitamos dejar la mitad de las reservas en el suelo, y eso nunca pasará si el negocio es rentable y tiene buenas ganancias. En cambio, si se mantiene esta tendencia es mucho más fácil desistir la inversión, clausurar minas. La lógica más favorable serÃa entonces precios bajos para el productor y precios caros para los consumidores. Por eso hay que tener un impuesto que cree esas dos condiciones.
Un paÃs como Colombia, que aún apuesta por las energÃas fósiles y tiene tanta presión de inversión extranjera para ese sector, ¿qué podrÃa hacer?
No es nada fácil ser un paÃs petrolero, pero hoy en dÃa casi no es rentable esa industria y por eso es un buen momento de hacer el salto hacia el cambio. Imagino que es difÃcil, pero Colombia es un paÃs muy soleado, con un gran potencial de energÃa solar.
También hay un gran potencial hidroeléctrico, que hay que manejar con mucha sabidurÃa, porque está amenazado por la sequÃa.
Las claves son una tarifa sabia en energÃa e inversión en energÃas renovables. Ese es el futuro. Será una industria enorme, como lo fue la industria petrolera en el pasado. Probablemente, es un buen negocio meterse en este mercado temprano. Formar a los ingenieros y a todo el sector. Eso es lo que debe hacer Colombia.
El viernes se firmó en Nueva York el Acuerdo de ParÃs sobre el cambio climático. ¿Cuáles son los desafÃos de ese pacto?
El acuerdo no tiene suficiente precisión y detalle para resolver el problema de cambio climático. Y si lo tuviera, ciertos paÃses no lo firmarÃan.
En ParÃs se planteó que cada paÃs debe cumplir un plan nacional de reducción de emisiones. Muchos creen que ese es un gran éxito y usted piensa lo contrario. ¿Por qué?
Me siento muy dividido. Si lo veo por el lado negativo, creo que es una ironÃa que se intente controlar un problema global con medidas que cada paÃs se pone individualmente. Es como si se le permitiera a un ciudadano elegir cuánto quiere aportarle de impuestos al Estado.
¿Es posible impedir que el planeta aumente más de dos grados a finales de este siglo?
Si queremos quedarnos debajo de dos grados hay que reducir un 2 por ciento de las emisiones por año; si esperamos cinco años, hay que reducir el 4 por ciento para llegar a esa misma meta. Nos urge mucho resolver el problema, pero hay mucho dinero sobre la mesa. La ONU pasó más de 50 años para definir cómo se deberÃa dividir el mar entre los paÃses, ahora pasa lo mismo con la atmósfera. Solo que esta vez no tenemos tiempo.