La policÃa brasileña impidió que dos nadadores olÃmpicos estadounidenses, a bordo del avión en el cual se disponÃan a regresar a su paÃs, viajaran el miércoles 17 de agosto. La medida se dio por las crecientes dudas en el relato que entregaron sobre el asalto del que habrÃan sido vÃctimas cuatro deportistas en RÃo de Janeiro por presuntos agentes de seguridad.
El misterio sobre qué sucedió a los cuatro nadadores que dijeron haber sido asaltos al salir en taxi de una fiesta en la madrugada del domingo, aumenta luego de que la justicia calificó sus testimonios como “contradictorios”.
“Jack Conger y Gunnar Bentz fueron detenidos la noche del miércoles justo antes del despegue de su vuelo desde Rio”, dijo Patrick Sandusky, portavoz del Comité OlÃmpico de Estados Unidos. Algunas horas después “fueron liberados por las autoridades locales” para continuar el jueves los esclarecimientos sobre el episodio, agregó el vocero.
Los dos nadadores removidos del avión prestaron declaraciones en la sede de la policÃa en el aeropuerto y en la madrugada abandonaron las instalaciones en un automóvil en medio de un gran movimiento de periodistas, según señaló un periodista de la AFP.
Ambos atletas fueron convocados para presentarse en la mañana del jueves en los locales del departamento turÃstico de la policÃa de Rio. El Departamento de Estado de Estados Unidos afirmó que está “listo para proporcionar toda la asistencia consular necesaria”, según su portavoz John Kirby.
Pasaportes retenidos
Una jueza brasileña, Keyla Blanc, ya habÃa ordenado el miércoles que otros dos nadadores olÃmpicos estadounidenses que denunciaron haber sido asaltados a mano armada por hombres vestidos de policÃa, Ryan Lochte y James Feigen, sean impedidos de dejar el paÃs tras surgir dudas en torno a su acusación. “Con eso, tienen prohibido abandonar el paÃs”, indicó una nota del tribunal. Reportes no confirmados de la prensa local señalan que Lochte ya dejó Brasil. La policÃa de RÃo no respondió por ahora a consultas sobre esto. “Feigen también se está comunicando con las autoridades locales y pretende hacer nuevas declaraciones en relación al incidente el jueves”, dijo a la AFP el portavoz del comité olÃmpico estadounidense.
Protocolo de seguridad
El Comité OlÃmpico de Estados Unidos rechazó el miércoles más temprano informar sobre el paradero de los atletas, pero confirmó que la policÃa brasileña fue a buscar a los nadadores a la Villa OlÃmpica. “La policÃa local llegó a la Villa OlÃmpica la mañana del miércoles 17 de agosto, pidió reunirse con Ryan Lochte y James Feigen y retener sus pasaportes con el objetivo de asegurar que presten nuevos testimonios”, declaró Sandusky.
“El equipo de natación dejó la Villa después de que su participación terminó, asà que los atletas no se presentaron. Además, como parte de nuestro protocolo de seguridad, no informamos públicamente sobre sus planes de viaje y por eso no podemos confirmar su ubicación actual”, agregó.
Lochte sostuvo en su declaración a la policÃa que él y sus tres compañeros fueron asaltados a mano armada por hombres vestidos de policÃas que detuvieron su coche cuando salÃan en taxi de una fiesta en la Casa Francia, en horas de la mañana del domingo, rumbo a la Villa OlÃmpica.
Lochte dijo que fue apuntado con un arma en la cabeza durante el asalto, mientras el taxista fue obligado a abandonar el vehÃculo y los criminales les obligaron a tenderse en el piso para robarles. “El hombre sacó el arma y me apuntó a la frente diciendo ‘bájate’,” declaró después Lochte. “Se llevó mi dinero y mi billetera, dejó mi celular y mis credenciales”. Pero la justicia subraya la existencia de “posibles divergencias en el relato de los nadadores” y las autoridades de RÃo 2016 dicen que la policÃa aún está intentando localizar testigos, incluido el conductor del taxi en que los nadadores dijeron que se trasladaban.
Los atletas no coinciden por ejemplo en el número de asaltantes y regresaron a la Villa OlÃmpica con sus relojes y sus teléfonos celulares o billeteras, según muestran imágenes de las cámaras de seguridad filtradas a la prensa. “Las supuestas vÃctimas llegaron con su integridades fÃsicas y psicológicas inalteradas, incluso bromeando unos con otros”, afirmó la jueza. Rio de Janeiro enfrenta niveles crónicos de inseguridad y violencia urbana alimentados por el narcotráfico y la pobreza de gran parte de sus habitantes.