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En 2022, ELN se abre espacio en el negocio narco apunta de terror
January 10, 2022 Nacional

La oleada de ataques del ELN en los últimos días han puesto de nuevo los ojos sobre esta guerrilla que con 57 años de insurgencia, parece no acabar con su poderío ilegal en el país.

Los 27 homicidios en Arauca y el atentado a un camión del Esmad en Cali –rechazados por el Gobierno– son la muestra de que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) está dispuesto a atacar a otros grupos ilegales y a uniformados, en su afán por reafirmar el poder en los territorios en los que tiene presencia.

“Ellos están peleando el control territorial por las rutas de cocaína en el Pacífico. Se lo disputan al Clan del Golfo, Los Caparros y las disidencias de las Farc”, le dijo a este diario John Marulanda, analista en seguridad que advirtió que la situación es similar en la frontera con Venezuela.

Y aunque no hay un consolidado exacto, esta guerrilla cuenta con cerca de 2.400 personas armadas a lo largo y ancho de Colombia que, luego del retiro del otrora máximo jefe alias Gabino, quedaron bajo el mando de alias Antonio García, “Pablito” y de “Pablo Beltrán”, integrantes del Comando Central (Coce).

Sus sitios de mayor presencia son Norte de Santander, Arauca y el Pacífico, donde no están solos, ya que hay disidencias y otros grupos a los que persiguen las autoridades.

Los planes de la guerrilla

La forma de hacer notar su presencia ya es conocida. El atentado a la Escuela de Cadetes General Santander hace tres años –con 22 muertos–, los hostigamientos en Cúcuta y el reciente ataque en Cali hacen parte de un actuar que es claro para Jairo Libreros, profesor del Externado.

“En los últimos tres años, el ELN lanzó una operación para tener el control urbano en importantes ciudades del país, y ha fortalecido todo su trabajo para tener en ellas su Frente de Guerra Urbano”, apuntó el analista.

Distintos reportes de la Policía y las Fuerzas Militares en los últimos meses precisamente han alertado eso: que hay presencia de hombres al servicio de los principales cabecillas que están buscando la forma de afectar las urbes.

De hecho, expertos en conflicto coinciden con las autoridades en que otra de las misiones que en los últimos dos años ha adelanto el ELN es la de infiltrar la protesta social desde un punto de vista criminal. Es decir, se ha aprovechado de actos pacíficos para –en medio de ellos– apoderarse de rutas urbanas para delinquir.

Uno de los objetivos de todo este plan es, según el presidente Iván Duque, desestabilizar la seguridad del país en época electoral. Esta situación, de acuerdo al poderío que le describen los analistas a esta guerrilla, puede seguir presentándose.

Por eso, ante las amenazas y ataques a la población civil e institucionalidad, el Gobierno Nacional ha sido tajante en decir que no tendrá acercamientos con el ELN hasta que no cese sus actividades ilegales. Así lo manifestó Juan Camilo Restrepo, Alto Comisionado para la Paz, hace unos días a EL COLOMBIANO.

Guerra entre ilegales

La decisión está tomada. De acuerdo a Libreros y versiones que ya analizan las autoridades, el ELN y las disidencias de las Farc están en guerra, lo que recrudece la grave situación en varias partes del país, tal como lo advirtió la semana pasada el fiscal general Francisco Barbosa.

Para Marulanda, además de la disputa de tierras, esta confrontación se dio porque el disidente “Gentil Duarte” acusó hace unos meses a jefes del ELN de haber entregado información de sus hombres.

Mientras que el director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, aseguró que el ataque al camión del Esmad –con 13 policías heridos– es una represalia por las operaciones que las autoridades han hecho en contra del ELN, en especial por el bombardeo que terminó con la muerte de alias “Fabián”, exjefe del Frente de Guerra Occidental.

Para frenar esta avanzada violenta, el Gobierno apunta a salidas como la de confrontarlos con más pie de fuerza, que decidan cesar los ataques para así dialogar, ofrecer recompensas que los lleven a sus cabecillas, e incluso lograr que autoridades internacionales capturen a los jefes que estén por fuera de Colombia. 

Fuente: El Colombiano. 

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