
Perú, 20 de Junio de 2025 — Perú enfrenta un reto grande para mitigar la crisis hÃdrica. A la fecha el paÃs está en el puesto 66 del ranking de estrés hÃdrico de la ONU, y para 2040 podrÃa estar enfrentando un grave panorama de escasez de agua dulce. Incluso, dentro de cinco años, es posible que el 58% de la población viva en zonas con poco acceso hÃdrico.
Aunque la conciencia ambiental y el uso responsable de parte de los peruanos es un tema clave para enfrentar esta crisis, el desperdicio institucional del agua potable es otra realidad que no se puede obviar: fugas invisibles, infraestructuras obsoletas y malas prácticas de consumo son baches que sortear, planteando un gran desafÃo: repensar las ciudades desde su base para hacerlas más inteligentes, sostenibles y resilientes ante el cambio climático.
Para Daniel Jato Espino, investigador y docente de la MaestrÃa en Ciudades Inteligentes y Sostenibles de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), perteneciente a la red internacional de educación superior Planeta Formación y Universidades, el contexto actual obliga a que las nuevas infraestructuras se diseñen bajo criterios de eficiencia, resiliencia y circularidad, integrando desde su origen soluciones como sistemas de captación de agua pluvial, reutilización de aguas grises, paisajismo funcional y tecnologÃas de bajo consumo.
El agua como variable estructural de la ciudad.
La crisis hÃdrica no solo impone restricciones al consumo: transforma por completa la forma en que se conciben las ciudades. De acuerdo con Daniel Jato Espino, el agua ha dejado de ser un recurso disponible por defecto y se ha convertido en una variable estructural que condiciona la viabilidad de cualquier intervención urbana sostenible.
«La planificación urbana debe tener en cuenta la vulnerabilidad hÃdrica de los territorios, promoviendo modelos de ocupación del suelo que respeten los ciclos naturales del agua, como el drenaje urbano sostenible», señala el experto de VIU.
Esta perspectiva implica también un cambio en las metodologÃas de evaluación de proyectos, incorporando herramientas como el análisis de ciclo de vida o la evaluación multicriterio, que permiten anticipar impactos y tomar decisiones más responsables.
PolÃticas públicas con enfoque integral
La transformación hÃdrica de las ciudades no es posible sin el respaldo de polÃticas públicas sólidas que combinan regulación, incentivos y educación ciudadana. Según el experto de VIU, una de las prioridades debe ser establecer marcos normativos claros y exigentes que obliguen a incorporar sistemas de eficiencia hÃdrica en nuevas construcciones y rehabilitaciones. Esto incluye dispositivos de bajo consumo, redes separativas y sistemas de reutilización.
Se requieren también incentivos económicos —como subvenciones o exenciones fiscales— que estimulen tanto a instituciones como a ciudadanos a adoptar prácticas de ahorro y reaprovechamiento del agua. Además, es clave que existen mecanismos de gobernanza participativa, donde distintos actores –administraciones, empresas, academia y ciudadanÃa– colaboran en la planificación y evaluación de las polÃticas hÃdricas.
Innovación tecnológica para detectar, prevenir y reaprovechar
Las ciudades inteligentes están encontrando en la tecnologÃa un aliado crucial para mejorar la gestión del agua. Entre las estrategias más efectivas se encuentra la instalación de sensores IoT (Internet de las Cosas) que permiten monitorear en tiempo real las redes de abastecimiento y detectar fugas de forma temprana, evitando asà pérdidas significativas.
Por otra parte, los llamados gemelos digitales –modelos virtuales de infraestructuras hÃdricas– están siendo utilizados para anticipar fallos y optimizar los planos de mantenimiento. La reutilización de aguas grises y pluviales, por su parte, se convierte en una práctica clave para disminuir la presión sobre las fuentes convencionales, permitiendo que el agua no potable se use para riego, limpieza o procesos industriales.
«Muchas ciudades están integrando plataformas de gestión apoyadas en inteligencia artificial, que consolidan datos de múltiples fuentes (sensores, predicciones meteorológicas y patrones de consumo) para tomar decisiones más informadas y sostenibles», detalla el experto. «Estas innovaciones, además de mejorar la eficiencia operativa, fortalecen la resiliencia urbana frente a la crisis hÃdrica y fomentan una cultura de uso responsable del agua».
Joselyne Torres
PRLatam