
Imagen: Zayna Sheikh
27 de Agosto del 2025.- Aunque el tema pueda parecer especulativo o sensacionalista, en la comunidad cientÃfica hay quienes se toman la incógnita con mucha seriedad y buscan desde un punto de vista cientÃfico riguroso encontrar soluciones a la gran pregunta: ¿estamos solos en el universo?
Durante décadas, los proyectos de búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI) han rastreado el cosmos en busca de “tecnomarcadores”; destellos de radio, pulsos láser o cualquier huella tecnológica aún desconocida que revele la existencia de otra civilización.
Pero surge un dilema fundamental: en la inmensidad del universo, ¿dónde y cuándo buscar? Ahora, investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania y del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA creen haber encontrado la respuesta en un lugar inesperado: en nosotros mismos.
Su innovador estudio plantea una premisa simple pero revolucionaria: en lugar de imaginar cómo se comunicarÃan los extraterrestres, deberÃamos examinar cómo lo hacemos nosotros. AsÃ, al analizar los patrones de nuestras propias transmisiones interplanetarias, han creado un mapa que podrÃa transformar la búsqueda de señales alienÃgenas en el cosmos.
Red Espacial Profunda de la NASA revela patrones ocultos
El equipo cientÃfico, liderado por Pinchen Fan, estudiante de posgrado en astronomÃa y astrofÃsica, analizó 20 años de registros de la Red Espacial Profunda (DSN) de la NASA –desde enero de 2005 hasta enero de 2025– que abarcan más de 92 años de operaciones de antenas distribuidas globalmente (funcionamiento acumulado, no cronológicos), según el estudio publicado en la revista Astrophysical Journal Letters.
Esta red, con instalaciones en California, España y Australia, constituye la columna vertebral de las comunicaciones de la humanidad con naves espaciales en misiones interplanetarias, enviando comandos a róveres marcianos, orbitadores y sondas en los confines del sistema solar.
Y lo que descubrieron fue sorprendente: nuestras señales no se dispersan aleatoriamente por el cosmos.
Los datos revelaron que el 79 % de todas las transmisiones espaciales profundas ocurren dentro de un margen de apenas 5 grados del plano orbital terrestre; ese disco imaginario donde los planetas de nuestro sistema solar orbitan alrededor del Sol.
“Debido a que nuestro sistema solar es bastante plano y la mayorÃa de los planetas orbitan en el mismo plano, la mayorÃa de las transmisiones del DSN se produjeron dentro de los 5 grados del plano orbital de la Tierra”, explicaron los investigadores, según un comunicado de la Universidad Estatal de Pensilvania.
El estudio muestra que la huella radioeléctrica de la humanidad se concentra extraordinariamente a lo largo de trayectorias predecibles, casi como si siguiéramos una autopista cósmica en nuestras comunicaciones con el espacio profundo.
De todos los destinos de nuestras transmisiones, Marte resultó ser el más significativo. Durante las conjunciones Tierra-Marte –cuando ambos planetas se alinean en sus órbitas– las comunicaciones se intensifican dramáticamente.
A solo 2 minutos de arco de Marte, el “ciclo de trabajo” (la fracción de tiempo en que las señales estaban activas) alcanzó un máximo de alrededor del 77 %, lo que equivale a aproximadamente 9 meses al año.
En otras palabras, si una civilización alienÃgena observara durante una alineación entre la Tierra y Marte, tendrÃa aproximadamente un 77 % de posibilidades de interceptar nuestras transmisiones. Según informa Study Finds, esto representa una ventaja de 400.000 veces comparado con observar desde una dirección aleatoria.
Nueva estrategia SETI: buscar exoplanetas en alineación
Siguiendo esa lógica, nuestras propias búsquedas SETI podrÃan beneficiarse si se concentran en exoplanetas que pasen por delante de su estrella (es decir, que transiten) desde nuestra perspectiva, o que estén situados dentro de ese mismo plano orbital.
“Para mejorar nuestra propia búsqueda de tecnomarcadores, deberÃamos buscar la alineación de exoplanetas –planetas fuera de nuestro sistema solar– o, al menos, cuando los exoplanetas se alinean con su estrella anfitriona”, explicaron los investigadores.
También se detectaron picos más pequeños, pero perceptibles, para Mercurio, Júpiter y Saturno, aunque el efecto fue considerablemente más fuerte y consistente para Marte.
El equipo calculó que una transmisión tÃpica de la DSN podrÃa ser detectada hasta a unos 7 parsecs de distancia (aproximadamente 23 años luz) utilizando la tecnologÃa telescópica actual. Dentro de ese radio existen 128 sistemas estelares conocidos, cualquiera de los cuales podrÃa, teóricamente, albergar civilizaciones capaces de detectar la actividad radioeléctrica terrestre.
“Si las civilizaciones extraterrestres operan redes similares a la DSN, también podrÃamos detectar sus transmisiones desde esos sistemas cercanos”, señala el estudio.
El futuro de la detección de inteligencia extraterrestre
El panorama para esta estrategia parece prometedor. “Con el próximo lanzamiento del telescopio espacial Nancy Grace Roman de la NASA, esperamos detectar cien mil exoplanetas no detectados anteriormente, por lo que nuestra área de búsqueda potencial deberÃa aumentar considerablemente”, indicó Fan.
¿Y si los extraterrestres usan láseres en lugar de ondas de radio? Es una posibilidad. Pero, como señalaron los autores, los láseres son mucho más direccionales y tienen poco “desbordamiento”, por lo que serÃan más difÃciles de detectar de forma accidental.
AsÃ, mientras tanto, nuestras señales de radio siguen siendo las huellas más visibles –y audibles– de nuestra existencia tecnológica.
“Los seres humanos estamos en una fase muy temprana de nuestro viaje espacial y, a medida que nos adentramos más en nuestro sistema solar, nuestras transmisiones a otros planetas no harán más que aumentar”, afirmó Jason Wright, profesor de astronomÃa y astrofÃsica en la Universidad Estatal de Pensilvania y director del Centro de Inteligencia Extraterrestre.
Este enfoque no garantiza el hallazgo de señales extraterrestres, pero definitivamente agudiza la búsqueda al proporcionarnos una de las primeras hojas de ruta cuantitativas sobre dónde y cuándo podrÃan aparecer señales de otras civilizaciones tecnológicas en nuestra vecindad cósmica.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Universidad Estatal de Pensilvania, Universe Today, Study Finds y Astrophysical Journal Letters.
FUENTE: DW