
Lima, 03 de Octubre del 2025.- La educación financiera es una aptitud esencial que, sin embargo, rara vez se introduce desde etapas tempranas de la vida. Enseñar a los niños a administrar sus recursos, diferenciar entre necesidades y deseos, y desarrollar la capacidad de ahorro, no solo los prepara para enfrentar los desafíos económicos del futuro, sino que también fortalece su autoestima, su capacidad de planificación y su autocontrol, sostuvo Alfredo Marín, Gerente de Pasivos de BanBif.
Explicó que para un niño, el concepto de ahorrar por ahorrar puede ser difícil de comprender e incluso aburrido. Por ello, es recomendable establecer objetivos concretos. Una estrategia efectiva consiste en dividir su dinero en dos partes: una destinada a una meta específica y otra a un fondo de ahorro general.
Asimismo, indicó que una de las formas más eficaces de enseñar el valor del ahorro es a través del ejemplo en el entorno familiar. “Si el menor escucha que la familia desea realizar un viaje, es importante que observe acciones concretas orientadas al ahorro. Frases como: “hoy no pediremos comida por delivery porque ese monto irá al fondo del viaje” o “decidí no comprar un accesorio y destinar ese dinero al ahorro”, generan un aprendizaje tangible. El niño asociará el esfuerzo con una recompensa posterior”, agregó
A partir de los 5 años, los niños pueden aprender a diferenciar entre necesidades y deseos, lo que es muy útil, porque es un concepto que muchos adultos no diferencian y viven décadas gastando horas de trabajo y su equivalencia en dinero. A partir de los 7 años, pueden aprender sobre el esfuerzo y su relación con el dinero, el ahorro, el interés, las inversiones, etc.
También, el directivo destacó la importancia de no satisfacer todos los deseos del menor de manera inmediata. Negarse a comprar algo no debe limitarse a un “no hay dinero”, sino que debe ir acompañado de una explicación clara y educativa.
Resaltó que hay dos consecuencias marcadas al no enseñar a los niños a ahorrar:
Si las personas no aprenden desde niños de finanzas personales, lo harán de mayores, pero el proceso es más largo, sinuoso y genera mucho tiempo y dinero mal gastado. Si una persona no tiene el hábito del ahorro, tiene el hábito del gasto y los hábitos se aprenden por ejercicio, repetición y voluntad.
Ahorrar es un acto consciente, un adulto a quien le queda dinero luego de pagar las cuentas, no está ahorrando si no tiene ese propósito, solo es cuestión de horas o días para que lo gaste. Por tanto, el niño debe aprender a decidir a no gastar, para eso debes darle dinero y motivar o inducir su comportamiento.
La cultura financiera no empieza con una cuenta, sino en la mente de la persona, por eso conviene que aprendamos de finanzas desde niños. No enseñar finanzas desde pequeños puede traer consecuencias: adultos que gastan sin planificar, se endeudan con facilidad y viven con ansiedad financiera.
En Perú, los menores pueden tener cuentas mancomunadas con los padres o tutores, una cuenta de ahorros, es la primera herramienta para enseñarles finanzas personales: intereses, comisiones, capitalización, cargo, abono, etc.